
En estos tiempos de pandemia que corren, nos hemos visto forzados a autoimponer en nuestras vidas, por nuestra propia salud (y por alguna ley que otra que ahora no viene a cuento…) nuevas normas y costumbres. Mascarillas y distancia social aparte, este artículo pretende centrarse en las nuevas costumbres que nos hemos visto forzados a adquirir, fundamentalmente para que nuestro día a día profesional no pare. Costumbres que se han convertido en tendencia, ya que es evidente que se trata de un hecho social, al menos en los países afectados, donde la tecnología se vuelve más que crucial, imprescindible, y donde, pese a las vacunas, serán hábitos que no tendrán marcha atrás y que llegarán a institucionalizarse, siendo parte de nuestra vida a partir de ahora.
Nos hemos acostumbrado a las pantallas, o más bien, nos hemos visto forzados a su uso. En un estudio sobre pandemia y rearticulación de las relaciones sociales, lo deja claro: “Las pantallas nos trasladan y permiten la interacción, pero el estar presente no es real, y esta disonancia genera una sensación de agotamiento emocional entre las personas.” Sin duda, somos seres sociales, necesitamos de esa interacción a ultrapantalla si se permite la expresión.
En una investigación en la que estamos trabajando desde Intelqualia, sobre el futuro de las relaciones sociales, teniendo en cuenta la aceleración del uso de la tecnología debido a las circunstancias actuales, se preguntaron a diversos sociólogos y expertos en tecnología sobre la cuestión.
Centrándonos en la faceta profesional, tantos unos como otros coincidían, en que tanto las redes sociales, como las plataformas digitales puestas a nuestra disposición, son herramientas de gran utilidad que acortan reuniones interminables y evitan desplazamientos. Estas plataformas han ganado, aquí la tecnología juega a favor de las capacidades, cuando podamos salir a la calle, seguiremos usándolas porque nos ahorran mucho tiempo y por suerte, hay unas redes de fibra que aguantan esta presión, y hay unos equipos que aguantan todo esto. Nos estamos acostumbrando a poder ir a un webinar en Bangladesh, porque se puede.
Uno de los entrevistados, ponía de manifiesto que actualmente vivimos en un torbellino de cambios: “Vivimos en el denominado entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) pero es que, durante la guerra civil, también se daba un entorno VUCA, no se sabía lo que iba a pasar al día siguiente. Igual que antiguamente, comer dependía de la meteorología y de las cosechas. Al final, se trata de enviar un mensaje tranquilizador: somos los mismos de siempre, pero con ropajes nuevos, que tendremos que usar con responsabilidad”.
En cualquier caso, como se decía al principio del artículo, estas nuevas rutinas que vienen para quedarse, deberán de ser sometidas a ciertos protocolos para evitar ese agotamiento mental que produce relacionarnos a través de la pantalla. Analizar lo más conveniente en términos de duración. Había que determinar qué horas de uso son las más adecuadas y en qué momentos hay que evitar estas reuniones online. Por otra parte, nadie nos ha enseñado cómo podemos aprovechar mejor estas reuniones. Es evidente que reuniones de corte comercial, pierden parte de la interacción social, donde antes había cercanía, una comida y un momento de confianza, la pantalla se impone haciendo que desaparezcan estos elementos. Eso sin mencionar que a muchos se les hace cuesta arriba expresarse a través de una pantalla y lo que ganaban delante de su interlocutor en la calle, ahora lo pierden al estar mediados por la misma.
Todas estas cuestiones, quizás sean una oportunidad para poner en marcha nuevas líneas de negocio, que tengan que ver con el aprendizaje y la optimización del uso de este tipo de reuniones vía plataforma: Cómo debemos dirigirnos a nuestros interlocutores, de qué manera debemos encarar este tipo de reuniones para poder optimizar mejor las mismas, qué mensajes debemos trasladar para generar esa confianza que trasladamos en la presencialidad. Cómo cuidar ciertos aspectos como la luz, el dress code y el encuadre de la cámara. Aspectos que hemos ido improvisando y que pueden ser clave para una reunión de éxito. Partiendo de la premisa, que esta forma de trabajar ha venido para quedarse, todos estos protocolos, tendrán que ser tenidos en cuenta: cuanto antes los dominemos y aprendamos a sacarles el mayor rendimiento, mejor.
Bibliografía
• Fontana, L. (2020). Pandemia y rearticulación de las relaciones sociales. Perifèria, revista de recerca i formació en antropologia, 25(2), 101-114,
Rocío Tornay
Directora de Estrategia y Desarrollo de Negocio de IntelQualia.